martes, 11 de junio de 2013

La Edad y El Paso Del Tiempo

No puede decirse que sea una persona ni mayor ni muy experimentada pero quieras que no con el paso de los años vas ganando en experiencia y esa es la mejor manera de aprender. A mi, en mis 27 años, me ha tocado vivir y aprender, en ocasiones, a base de bofetadas que me ha ido dando la vida, pero como se dice " De todo se aprende ". Y con estas " vivencias " he decidido hacer mi decálogo personal.

     1. La soberbia no lleva a ninguna parte. Es una de las peores sensaciones que se pueden tener, solo te lleva al enfado máximo y a sentir una rabia intensa hacia alguien. Con este sentimiento la única persona que se ve perjudicada es uno mismo porque los demás, o en concreto la persona que te ha hecho sentir eso, puede que ni se haya dado cuenta de como estas. Conclusión: es una manera de amargarte el día sin que nadie a su alrededor se percate y de quedarte más solo que la una.


      2. La envidia nunca dejará que seas feliz. Al igual que el punto anterior si que lo he sentido muchas veces, la envidia nunca. Nunca he deseado tanto algo que tenga alguien como para no dejarme ser feliz con lo que yo tengo. Es algo que no puedo entender por mucho que lo piense. Entiendo que en ocasiones puede dar rabia que los demás tengas cosas que tú deseas y que no tienes, pero esa envidia que me imagino te recorre todo el cuerpo y te pone verde... Lo siento pero no lo entiendo. Soy más de la opinión de alegrarme por lo que la gente a la que quiero tenga, aunque a mi me falten muchas cosas. Prefiero adaptarme a lo que tengo y ser feliz con ello.

     3. Los celos matan la pareja. No lo entiendo de ninguna de las maneras. Creo firmemente que los celos surgen de la inseguridad de las personas y que de ahí es donde nace el miedo a perder a la persona que quieres, a creer que en cualquier momento se va a cruzar alguien en su vida que le parezca mejor y te va a dejar. Nunca he sido celosa y no creo que lo sea. Por supuesto hay casos excepcionales pero por regla general no. En cambio si he sufrido los celos en mis carnes y puedo asegurar que es una manera muy efectiva de matar el amor. Hay que ser más seguros de uno mismo y tener confianza en la persona con la que estamos compartiendo nuestras vidas, porque sino quisiera estar con nosotros... no estaría.


4. El rencor se enquista. Que
malo es el rencor, y de esto sí que he pecado en muchas ocasiones, aunque ahora estoy empezando a controlarlo porque es un poco como la soberbia, algo que sientes sólo tú, que el que ha causado ese rencor puede que ni lo sepa, y si lo sabe... puede que le de igual y que siga siendo feliz. Es una tontería amargarte por cosas que han pasado y que no tienen solución porque no se puede volver atrás, mejor perdonar y seguir para delante. Por supuesto todo esto depende de lo que te hayan hecho, pero normalmente es algo que se puede superar, aunque seguramente nunca se olvide ese daño, pero no compensa en absoluto estar toda la vida con ese rencor en el corazón.

     5. La sinceridad no siempre es buena. Eso también lo he aprendido en mis propias carnes. Siempre he ido de frente, defendiendo lo que a mi me parecía que debía defenderse, montando en cólera cuando he visto alguna injusticia y decirlo siempre, hablar a las claras sin saber callarme porque sino explotaba. ¿ Y a dónde me ha llevado eso ? A tener enfrentamientos cuando los demás, que antes opinaban lo mismo, se callaban como si de repente Úrsula, la bruja de la Sirenita, les hubiera robado la voz. También me ha llevado a dejar personas en el camino, que desde luego no eran amigos de verdad, pero en ocasiones es mejor respirar tranquilamente y mirar para otro lado porque al final quien sale perjudicado es el sincero y el que va de frente.


6. La falsedad nunca es buena. Con esto de verdad que no puedo y no consiento pasar por alto estas cosas. No me gusta nada la gente falsa y por supuesto no soy nada falsa, de hecho alguno de los enfrentamientos que mencionaba en el punto anterior ha sido por querer desenmascarar a la gente falsa porque es algo que me supera. No puedo con ello y en eso no creo que cambie porque me molesta mucho y me supera. Soy de las que piensa que si alguien te cae mal no hace falta fingir que te cae bien para que luego cuando se de la vuelta ponerle a caer de un burro, es que no lo entiendo. Por mucho que le de vueltas... Sigo sin entenderlo.

     7. Los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano. Otra verdad como un templo, Sí Señor. Conocidos y amiguetes podemos tener muchos. Gente con la que salir, ir a cenar, ir de viaje... Pero amigos de verdad, de esos que saben hasta los detalles más escabrosos de tú vida, esos a los que llamarías en tus peores momentos y sabes que van a estar siempre disponibles para ti, esos que te van a defender ante terceros aunque esos mismos lleven la razón sólo para sacar la cara por ti aunque luego en privado te echen la bronca porque lo has hecho mal... De esos hay 2 y si tienes mucha suerte 5, pero no más. Pero no creáis que eso es un motivo de tristeza, sino todo lo contrario, es un motivo de alegría porque más vale tener pocos de verdad que muchos de mentira.

     8. Las quejas constantes aburren. Lo sé porque cuando escucho que alguien no para de quejarse no sólo me aburre si no que acaba con mi paciencia, sobre todo cuando en ocasiones son quejas absurdas sin ningún fundamento. Por eso mismo yo intento siempre quejarme menos porque siempre he sido de sacarle punta a todo y encontrar siempre algún motivo para queja, y estoy consiguiéndolo porque ahora soy mucho más tolerante y decidido pasar muchas cosas por alto cuando antes no hubiera sido tan transigente.

     9. La intolerancia va en contra del futuro. Y lo peor es que lo tengo en casa y no me gusta nada. Cuando me refiero a mi casa no estoy hablando de mi familia sino de mi novio. Creo que pocas veces he conocido a alguien tan intolerante como él. Bueno pensandolo bien le conozco a él y a mi mejor amigo. Anda que no he tenido " discusiones " con él en la Universidad porque decía cada barbaridad que de ninguna manera se podía pasar por alto. Aún así les quiero mucho a los dos pero eso no quita que el ser intolerantes no sólo no les vaya a llevar a ninguna parte sino que en ocasiones responde simplemente a una manera de pensar un poco arcaica y en ocasiones machista.

10. La verdad duele. Siempre he sido de las que prefieren saber lo que se piensa de mí, lo que se habla de mí, lo que se opina de mí... Pero es un cuchillo de doble filo porque si llega a tus oídos cosas buenas te pones muy contenta e institivamente surge de ti cierto cariño hacia la persona que sabes que ha dicho eso, pero si te enteras de que alguien ha dicho algo malo de ti sobre todo cuando te parece injusto, pues no puedes evitar enfadarte y aunque no lo quieras, a mí me pasa, durante un tiempo no eres la misma con la persona en cuestión. Por tanto he llegado a la conclusión que hay cosas que son mejor no saber nunca porque nos van a doler y nuestras vidas no van a cambiar mucho si no lo sabemos. Por supuesto esto no se aplica a todos los casos, pero eso ya será para otro post.

Al final me he extendido más de lo que me hubiera gustado, pero es que cuando me pongo a escribir sin pensar acaban saliendo cosas de estas, largas y extensas, pero es lo que hay. Por supuesto hay más cosas que he aprendido y puede que hasta pudiera escribir otro decálogo, pero eso ya para otro día.

lunes, 3 de junio de 2013

El Jardín Olvidado, de Kate Morton


 Estoy tan emocionada con este libro que no sé como expresar lo mucho que me ha gustado. Imaginad como me he sentido cuando he descubierto que el libro no pertenecía a una trilogía cuando desde el primer momento en que empecé a leerlo así fue como lo creí. Desilusión fue lo que sentí porque no quería separarme de mis personajes. Que maravillosos todos. Pero antes de entrar en valoraciones voy a dejar una pequeño resumen de tan magnífica historia.

     " Una niña desaparecida en el siglo XX…
En vísperas de la 1ª Guerra Mundial, una niña es abandonada en un barco con destino a Australia. Una misteriosa mujer llamada la Autora ha prometido cuidar de ella, pero la Autora desaparece sin dejar rastro. Un terrible secreto sale a la luz. En la noche de su veintiún cumpleaños, Nell O’Connor descubre que es adoptada, lo que cambiará su vida para siempre. Décadas más tarde, se embarca en la búsqueda de la verdad de sus antepasados que la lleva a la costa de Cornualles.

Una misteriosa herencia que llega en el siglo XXI...
A la muerte de Nell, su nieta Casandra recibe una inesperada herencia: una cabaña y su olvidado jardín en las tierras de Cornualles que es conocido por la gente por los secretos que estos esconden. Aquí es donde Casandra descubrirá finalmente la verdad sobre la familia y resolverá el misterio, que se remonta un siglo, de una niña desaparecida. "


Es un constante ir y venir en el tiempo. Como bien dice la sinopsis, desde el siglo XX hasta el XXI. Cada uno de los personajes me ha producido algún sentimiento. Me han enamorado, seducido, atrapado, conquistado... Algún que otro personaje sólo me han producido sentimientos malos y desagradables, porque no nos engañemos pero gente mala ha existido siempre, pero han ganado las sensaciones buenas.

Siempre había querido leer este libro pero como tengo muy mala memoria tengo que ir apuntando los títulos y los autores por donde pille y luego pierdo esos papeles y vuelta a los mismo, pero con este ha sido sencillo porque mi cuñado me lo puso en el Kindle sin que tuviera que pedírselo. A pesar de haberlo leído en este formato en cuanto pueda me lo compraré para que ocupe un lugar privilegiado en mi biblioteca particular, porque no se merece menos. 

Una lectura de lo más recomendada a todos los públicos.