lunes, 27 de febrero de 2012

La Despedida



En esta vida todo llega, tanto si quieres como si no. Y hoy ha llegado uno de esos momentos que yo no quería que llegara. La Despedida. Ha sido dura, como todas las despedidas, y más si de quien te despides es alguien fundamental en tu vida. Alguien con quien pasas todo el tiempo del mundo y no te cansas nunca. Alguien a quien le puedes contar absolutamente todo sin miedo a que te juzgue. Alguien con quien hablas y hablas y hablas y no se te acaban nunca los temas. Alguien con quien te ríes hasta de las desgraciadas. Alguien con quien compartes tu vida, al fin y al cabo. Y de repente ese alguien… ¡ Se va !

No quiero dramatizar porque no se ha ido súper lejos, la tengo a unas horas de tren, autobús, coche y/o avión. Pero ya no está aquí y eso es lo que a mí me mata. Aún así ella sabe que a una sólo llamada suya lo dejo todo y voy donde esté, como si tengo que ir andando. Ella lo sabe, yo lo sé y todo el mundo lo sabe. Y sí, la verdad es que parece que estoy enamorada de ella, pero no. Es algo mucho mejor que eso, porque el amor a veces se acaba y el enamoramiento también, pero la amistad no y esta en concreto menos porque es verdadera amistad. De esas que sabes, sin lugar a dudas que va a durar toda la vida.


Cuando seamos viejecitas seguiremos igual de unidas e igual de compenetradas. Vivamos donde vivamos. Y nos vaya la vida como nos vaya porque no importa. Porque lo que importa es saber que ahí va a estar alguien que te va a sujetar cuando tropieces. Que te levantará cuando tú sólo quieres tumbarte en el suelo, llorar y rendirte. Que te hará reírte de tus malos momentos porque si hay algo seguro es que de las cosas malas se sale con buen humor y con risas. Y eso con ella lo tienes seguro.

Te va a ir de perlas por allí. Te harás con todo el mundo y te los meterás en el bolsillo como haces siempre. Decirte que te quiero es quedarme corta, pero eso ya lo sabes. Y no escribo nada más porque estoy en el trabajo, jejejeje, y no es cuestión de ponerme a llorar aquí delante de todo el mundo. Ya lloraré cuando nadie se entere y me lo quedaré sólo para mí… Bueno y para ti porque no me guardo ni un mísero secreto. Comete la ciudad y sino coges tus bártulos y de vuelta a los Madriles...

 

lunes, 20 de febrero de 2012

J. Edgar


Ayer vi esta película en el cine. He de reconocer, aunque quede como una inculta, que iba sin saber quien fue este hombre. ¿ Lamentable ? Puede ser, pero por lo menos soy sincera... El caso es que me habían hablado de ella bastante bien así que me dije ¿ por qué no ?

No es que me arrepienta de haber ido, pero se me hizo un poco larga y lenta. Todo pasa con mucha calma y en realidad falta un poco de chispa, pero bueno se podría considerar recomendable... Jejejeje... Lo que sí he de reconocer es que en ciertos momentos me parecía un fanático de los ideales típicos norteamericanos y me ponía un poco nerviosa aunque también tuvo grandes ideas. Para los que como yo no sepan nada o casi nada de este hombre, aquí os dejo el resumen del argumento ;)

     " A lo largo de su vida, J.Edgar Hoover llegó a ser el hombre más poderoso de Estados Unidos. Durante sus casi 50 años como director del FBI (Oficina Federal de Investigación), no hubo nada que le impidiera proteger a su país. Hoover sobrevivió a ocho presidentes y a tres guerras, luchando contra amenazas reales e inminentes y saltándose las reglas a menudo con el fin de mantener a salvo a sus compatriotas. Sus métodos eran tan despiadados como heroicos, siendo la admiración del mundo su premio más codiciado y a la vez el más difícil de alcanzar. Hoover era un hombre que daba mucha importancia a los secretos, especialmente a los de los demás, y que no temía usar esa información para ejercer autoridad sobre las figuras líderes de la nación. Comprendiendo que el conocimiento es poder y que el miedo representa oportunidad, utilizó ambos elementos para ganar una influencia sin precedentes y construirse una reputación que era tan formidable como intocable. Preservaba su vida privada igual que la pública, permitiendo solo a unos cuantos formar parte de su pequeño y custodiado círculo de confianza. Su compañero más cercano, Clyde Tolson, también era su amigo más fiel. Su secretaria, Helen Gandy, quizá la persona que mejor conocía sus planes, fue leal hasta el final y más allá. Únicamente le abandonó su madre, quien fue su inspiración y su conciencia, y cuya muerte destrozó a un hijo que siempre buscó su amor y su aprobación. A través de los ojos del propio Hoover, “J. Edgar” explora la vida y las relaciones públicas y privadas de un hombre que podía distorsionar la verdad con la misma facilidad con la que la defendió durante una vida dedicada a su propia idea de la justicia, a menudo dominada por el lado más oscuro del poder. "

viernes, 10 de febrero de 2012

Bloqueo



El bloqueo es malo. Eso está claro. Si estás bloqueado no puedes funcionar, y si no puedes funcionar todo, o casi todo, va mal. Esa es la verdad. Y ese bloqueo es muy difícil de controlar y de dominar. Es importante no dejarse llevar pero a veces no se puede evitar. Llevas tanto peso sobre los hombros que sientes que cada vez más te vas hundiendo en las arenas movedizas que hay debajo de nuestros pies. El suelo puede parecer firme pero en cualquier momento se abre una brecha tan grande que no puedes decidir en que lado quedarte, sólo puedes saltar lo antes posible para evitar la caída al vacío. Y entonces… te bloqueas.

Te quedas mirando al otro lado sin saber como cruzar esa enorme brecha, en caso de que decidas hacerlo, y te preguntas ¿ cómo ha podido pasar esto ? ¿ En qué momento ha ocurrido ? ¿ Cómo no he podido preveerlo con tiempo ? Pero ya es tarde. Ya has decidido. Te has quedado en uno de los lados y no sabes que hacer. Ahí es cuando el bloqueo llega a su máximo apogeo. Es fundamental, y necesario, salir de ahí. Desbloquearse e intentar ver la situación con perspectiva para poder, o por lo menos intentar, poner remedio.

Si por casualidades de la vida te has quedado en el lado correcto genial, sólo tienes que celebrarlo y disfrutar. Pero… ay ay ay… si nos hemos quedado en el lado opuesto al que queríamos… tenemos un problema, y a todo problema hay que buscarle una solución. Esa solución seguramente sea complicada y lenta porque nada es fácil, y si lo es hay que tener mucho cuidado porque seguramente sea una realidad ficticia. Pero llegar a este punto no es fácil. Es un proceso que se alarga en el tiempo, que te hace muy dura la existencia, que no te permite disfrutar de todo lo que te rodea. Sólo estás centrado en lo mal que lo estás pasando, en que no quieres estar en esa situación y en lo bien que estabas hace X tiempo.

 
Si algo va todo bien, parece que va sobre ruedas, que todo encaja, que hacía tiempo que no estabas tan con contenta, tan feliz… ¡ Cuidado ¡ Porque esa situación, casi con toda seguridad, no va a durar mucho tiempo porque algo tenderá a fallar y a estropear todo lo demás. Nunca había sido muy consciente de esta realidad hasta que me lo dijo una Gran Amiga. Desde entonces ando con pies de plomo, pero aún así no se puede evitar. Puedes tener todo el cuidado del mundo pero no puedes anticiparte a los acontecimientos, a no ser que seas un adivino, así que no hay mucha solución. Lo único que se puede hacer, o por lo menos intentarlo, es ser feliz en esos momentos en los que todo va de maravilla e ir afrontando los problemas de uno en uno porque sino… ¿ cuándo somos felices si cuando todo indica que podemos serlo estamos preocupados por el momento en el que esa felicidad se acabe ?

Vivamos el día a día, sin caer en el Carpe Diem, porque todo se paga. Todo acto tiene sus consecuencias. Y sobre todo… mucho cuidado con lo que deseéis porque tenéis el peligro de que se cumplan vuestros deseos.

martes, 7 de febrero de 2012

¿ Se puede reír y llorar a la vez ?


Cuando era pequeña siempre oía en mi casa dos cosas: que el tiempo pasa muy deprisa y que con el tiempo todo va a peor. Parecen dos frases muy pesimistas y siempre he pensado que eran unos exagerados en mi casa, que el tiempo pasa a la velocidad adecuada y que las cosas no van a peor con el paso del tiempo, simplemente cambian y en ocasiones esos cambios no nos gustan. Pero no necesariamente es que vaya a peor.

No sé si será la edad o la mentalidad, pero ahora creo firmemente en esos dos preceptos. La velocidad del tiempo se podría comparar a la velocidad de la luz. Los días pasan volando, las semanas ni se sienten, los meses corren y los años se te escapan. Esa es la verdad. La verdad absoluta. No puedes distraerte ni un segundo porque sino la vida se te escapa de las manos como la arena de la playa entre los dedos, y no merece la pena pasarse un tiempo valiosísimo de tu vida haciendo algo que no te gusta porque siempre hay tiempo para cambiar de rumbo, porque siempre hay tiempo para tomar decisiones. El problema es que da miedo decidir cosas que no sabemos si vamos a acertar o a fallar estrepitosamente, pero eso es la vida.


Y por supuesto, con lo que más estoy de acuerdo, es que con el tiempo las cosas van a peor. La edad es una muestra de ello. El cuerpo va perdiendo la elasticidad, la agilidad, los reflejos… La piel se arruga, la firmeza se pierde, se engorda… Al principio todo parece maravilloso pero en realidad eso es una utopía. No es que sea maravilloso simplemente no hay la confianza ni la franqueza para ponerme los puntos sobre las íes.

jueves, 2 de febrero de 2012

Risoteria


¡ Qué jodidos se vuelven a veces los días !
Parece que las noticias inesperadas nunca vienen solas, todo llega en el mismo lote.
Sin comerlo ni beberlo te pegas el atracón, por si empiezas a estar un poco tranquilo…no vaya a ser que caigas en la tediosa ¡ monotonía !

Y es que como dijo un sabio entre los sabios: La vida es como una caja de bombones, nunca sabes el que te va a tocar, ni si te gustará , ni si llegarás a tiempo o se habrán acabado…
En definitiva nunca sabemos ni mierda y si pensamos que algo ocurrirá con certeza lo único cierto es que algo pasará, pero ¿ el qué ? Qui le sait !?

Normalmente lo único que apetece esos días es que se terminen lo antes posible, ¡ por Dios !
Aunque existe una alternativa mucho mejor para poner el broche de oro…La RISOTERAPIA en buena compañía.

Porque reír alarga la vida, inmuniza contra la depresión y la angustia, nos ayuda a ver el lado positivo y sobre todo nos hace sentir vivos.
Y probablemente no sabemos qué pasará mañana ni pasado mañana, pero que paz da el saber quién estará ahí para contárselo y reírse de lo absurdo que resulta todo.

By Nuter.

miércoles, 1 de febrero de 2012

El Monje


El domingo decidimos, Jaime y yo, ir al cine a ver la película El Monje. Bueno en realidad nuestra primera intención era ir a ver J. Edgar de Leonardo DiCaprio pero como siempre vamos en hora... pues cuando llegamos ya no había asientos y la segunda opción de Jaime era El Monje. Bendita la hora.

Lo primero que tuvimos que hacer fue cambiar de cine porque en el que estábamos no empezaba hasta tres horas más tarde y no era plan, así que nos desplazamos. Después de pagar 16 euros por las entradas y otros 6 euros de palomitas y refresco, por fin, nos sentamos a verla.

Vaya sopor... Esa es la auténtica palabra que podría definir lo que me causó la película. El argumento no está mal y es interesante pensar sobre ello pero la manera en la que está filmada... Le película es francesa así que lleva el ritmo típico de estas películas. Hubo un par de momentos en los que estuve a punto de sucumbir al sueño, aunque he de reconocer que no fue sólo por la película sino porque había madrugado para ir a Burgos.

Con lo que me quedo de la trama es que por muy buena persona que seas o por muy claros que tengas tus principios y tus opiniones nunca se debe decir nunca, de hecho basta que jures y perjures que cierta cosa no la harás en toda tu existencia para que luego la vida te ponga en tu sitio y al final caigas en eso que tanto has reprochado y criticado. Os dejo la sinopsis aunque por supuesto, sobra decir, que no recomiendo para nada que la veáis y si os pica la curiosidad... ¡ No vayáis a verla al cine !

     " El monje es una adaptación de la célebre novela gótica de Matthew G. Lewis publicada en 1796 y cuenta el destino trágico del Hermano Ambrosio en la España católica del Siglo XVII. Abandonado poco después de nacer a las puertas del Convento de los Capuchinos, Ambrosio es educado por los frailes y se convierte en un predicador admirado por su fervor y temido por su intransigencia, creyéndose protegido y libre de toda tentación. Sin embargo, la llegada de un misterioso novicio removerá sus certezas y le llevará por el camino del pecado. "