viernes, 10 de febrero de 2012

Bloqueo



El bloqueo es malo. Eso está claro. Si estás bloqueado no puedes funcionar, y si no puedes funcionar todo, o casi todo, va mal. Esa es la verdad. Y ese bloqueo es muy difícil de controlar y de dominar. Es importante no dejarse llevar pero a veces no se puede evitar. Llevas tanto peso sobre los hombros que sientes que cada vez más te vas hundiendo en las arenas movedizas que hay debajo de nuestros pies. El suelo puede parecer firme pero en cualquier momento se abre una brecha tan grande que no puedes decidir en que lado quedarte, sólo puedes saltar lo antes posible para evitar la caída al vacío. Y entonces… te bloqueas.

Te quedas mirando al otro lado sin saber como cruzar esa enorme brecha, en caso de que decidas hacerlo, y te preguntas ¿ cómo ha podido pasar esto ? ¿ En qué momento ha ocurrido ? ¿ Cómo no he podido preveerlo con tiempo ? Pero ya es tarde. Ya has decidido. Te has quedado en uno de los lados y no sabes que hacer. Ahí es cuando el bloqueo llega a su máximo apogeo. Es fundamental, y necesario, salir de ahí. Desbloquearse e intentar ver la situación con perspectiva para poder, o por lo menos intentar, poner remedio.

Si por casualidades de la vida te has quedado en el lado correcto genial, sólo tienes que celebrarlo y disfrutar. Pero… ay ay ay… si nos hemos quedado en el lado opuesto al que queríamos… tenemos un problema, y a todo problema hay que buscarle una solución. Esa solución seguramente sea complicada y lenta porque nada es fácil, y si lo es hay que tener mucho cuidado porque seguramente sea una realidad ficticia. Pero llegar a este punto no es fácil. Es un proceso que se alarga en el tiempo, que te hace muy dura la existencia, que no te permite disfrutar de todo lo que te rodea. Sólo estás centrado en lo mal que lo estás pasando, en que no quieres estar en esa situación y en lo bien que estabas hace X tiempo.

 
Si algo va todo bien, parece que va sobre ruedas, que todo encaja, que hacía tiempo que no estabas tan con contenta, tan feliz… ¡ Cuidado ¡ Porque esa situación, casi con toda seguridad, no va a durar mucho tiempo porque algo tenderá a fallar y a estropear todo lo demás. Nunca había sido muy consciente de esta realidad hasta que me lo dijo una Gran Amiga. Desde entonces ando con pies de plomo, pero aún así no se puede evitar. Puedes tener todo el cuidado del mundo pero no puedes anticiparte a los acontecimientos, a no ser que seas un adivino, así que no hay mucha solución. Lo único que se puede hacer, o por lo menos intentarlo, es ser feliz en esos momentos en los que todo va de maravilla e ir afrontando los problemas de uno en uno porque sino… ¿ cuándo somos felices si cuando todo indica que podemos serlo estamos preocupados por el momento en el que esa felicidad se acabe ?

Vivamos el día a día, sin caer en el Carpe Diem, porque todo se paga. Todo acto tiene sus consecuencias. Y sobre todo… mucho cuidado con lo que deseéis porque tenéis el peligro de que se cumplan vuestros deseos.

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