jueves, 24 de mayo de 2012

El Camino Del Encuentro y El Camino De La Autodependencia, de Jorge Bucay



Cuando mi compañero Jorge se fue de vuelta a su país me dejó estos dos libros, primero porque sabe que me gusta leer y segundo por no llevárselos porque ya se llevaba muchas cosas. El caso es que me los empecé a leer un poco desmotivada porque son un poco filosóficos, por así decirlo, pero como no tenía nada entre manos me puse con ellos. 




Pero no voy a hablar de los libros ni voy a dar mi opinión porque es todo bastante abstracto. Lo que sí que sé es que me ha gustado lo que dice, muchas de las cosas son verdades como puños, pero lo que realmente me ha gustado es uno de los relatos que hay en uno de los libros y que no puedo dejar de poner aquí porque es con lo que me quedo del libro y lo que me ha encantado.




Antes de nada quiero presentar un poco a Jorge Bucay para aquellos que no lo conocen. Nació en Buenos Aires en 1949. Se graduó en 1973 y empezó su especialización en enfermedades mentales y posteriormente completó su formación como terapeuta. Él mismo se autodenomina " ayudador profesional ". Empezó a escribir y gran parte de sus libros han sido best-sellers en mucho países de habla hispana. 


Sin más dejo aquí el relato. Anticipo que es sobre el Rey Arturo pero no desistáis de su lectura por ello, de verdad, hacedme caso.


     " Esta historia nos lleva a la época del Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, tiempo de hechicería y castillos de puentes levadizos, tiempo de intrigas y batallas heroicas, tiempo de dragones mágicos que arrojan fuego por la boca y de paladines de honor y valor ilimitados.
El rey Arturo había enfermado. En tan solo dos semanas su debilidad lo había postrado en su cama y ya casi no comía. Todos los médicos de la corte fueron llamados para curar al monarca pero nadie había podido diagnosticar su mal. Pese a todos los cuidados, el buen rey empeoraba.

Una mañana, mientras los sirvientes aireaban la habitación donde el rey yacía dormido, uno de ellos le dijo a otro con tristeza:

—Morirá…

En el cuarto estaba Sir Galahad, el más heroico y apuesto de los caballeros de la mesa redonda y el compañero de las grandes lides de Arturo. Galahad escuchó el comentario del sirviente y se puso de pie como un rayo, tomó al sirviente de las ropas y le gritó:

—Jamás vuelvas a repetir esa palabra, ¿entiendes? El rey vivirá, el rey se recuperará…. Solo necesitamos encontrar al médico que conozca su mal, ¿oíste?

El sirviente, temblando, se animó a contestar:

—Lo que pasa, Sir, es que Arturo no está enfermo, está embrujado.

Eran épocas donde la magia era tan lógica y natural como la ley de gravedad.

—¿Por qué dices eso, maldición! —preguntó Galahad.
—Tengo muchos años, mi señor, y he visto decenas de hombres y mujeres en esta situación, solamente uno de ellos ha sobrevivido.

—Eso quiere decir que existe una posibilidad… Dime cómo lo hizo ése, el que escapó de la muerte.

—Se trata de conseguir un brujo más poderoso que el que realizó el conjuro; si eso no se hace, el hechizado muere.

—Debe haber en el reino un hechicero poderoso —dijo Galahad—, pero si no está en el reino lo iré a buscar del otro lado del mar y lo traeré.

—Que yo sepa hay solamente dos personas tan poderosas como para curar a Arturo, Sir Galahad; uno es Merlín, que aún en el caso de que se enterara tardaría dos semanas en venir y 
no creo que nuestro rey pueda soportar tanto.
—¿Y la otra?

El viejo sirviente bajó la cabeza moviéndola de un lado a otro negativamente.

—La otra es la bruja de la montaña… Pero aun cuando alguien fuera suficientemente valiente para ir a buscarla, lo cual dudo, ella jamás vendría a curar al rey que la expulsó del palacio hace tantos años.

La fama de la bruja era realmente siniestra. Se sabía que era capaz de transformar en su esclavo al más bravo guerrero con solo mirarlo a los ojos; se decía que con solo tocarla se le helaba a uno la sangre en las venas; se contaba que hervía a la gente en aceite para comerse su corazón.

Pero Arturo era el mejor amigo que Galahad tenía en su vida, había batallado a su lado cientos de veces, había escuchado sus penas más banales y las más profundas. No había riesgo que él no corriera por salvar a su soberano, a su amigo y a la mejor persona que había conocido.
Galahad calzó su armadura y montando su caballo se dirigió a la montaña Negra donde estaba la cueva de la bruja.

Apenas cruzó el río, notó que el cielo empezaba a oscurecerse. Nubes opacas y densas perecían ancladas al pie de la montaña. Al llegar a la cueva, la noche parecía haber caído en pleno día.

Galahad desmontó y caminó hacia el agujero en la piedra. Verdaderamente, el frío sobrenatural que salía de la gruta y el olor fétido que emanaba del interior lo obligaron a replantear su empresa, pero el caballero resistió y siguió avanzando por el piso encharcado y el lúgubre túnel. De vez en cuando, el aleteo de un murciélago lo llevaba a cubrirse instintivamente la cara.

A quince minutos de marcha, el túnel se abría en una enorme caverna impregnada de un olor acre y de una luz amarillenta generada por cientos de velas encendidas. En el centro, revolviendo una olla humeante, estaba la bruja.

Era una típica bruja de cuento, tal y como se la había descripto su abuela en aquellas historias de terror que le contaba en su infancia para dormir y que lo desvelaban fantaseando la lucha contra el mal que emprendería cuando tuviera edad para ser caballero de la corte.

Allí estaba, encorvada, vestida de negro, con las manos alargadas y huesudas terminadas en larguísimas uñas que parecían garras, los ojos pequeños, la nariz ganchuda, el mentón prominente y la actitud que encarnaba el espanto.

Apenas Galahad entró, sin siquiera mirarlo la bruja le gritó:

—¡Vete antes de que te convierta en un sapo o en algo peor!

—Es que he venido a buscarte —dijo Galahad—, necesito ayuda para mi amigo que está muy enfermo.

—Je… je… je… —rió la bruja—. El rey está embrujado y a pesar de que no he sido yo quien ha hecho el conjuro, nada hay que puedas hacer para evitar su muerte.

—Pero tú… tú eres más poderosa que quien hizo el conjuro. Tú podrías salvarlo —argumentó Galahad.

—¿Por qué haría yo tal cosa? —preguntó la bruja recordando con resentimiento el desprecio del rey.

—Por lo que pidas —dijo Galahad—, me ocuparé personalmente de que se te pague el precio que exijas.

La bruja miró al caballero. Era ciertamente extraño tener a semejante personaje en su cueva pidiéndole ayuda. Aun a la luz de las velas Galahad era increíblemente apuesto, lo cual sumado a su porte lo convertía en una imagen de la gallardía y la belleza.

La bruja lo miró de reojo y anunció:

—El precio es este: si curo al rey y solamente si lo curo….

—Lo que pidas… —dijo Galahad.

—¡Quiero que te cases conmigo!

Galahad se estremeció. No concebía pasar el resto de sus días conviviendo con la bruja, y sin embargo, era la vida de Arturo. Cuántas veces su amigo había salvado la suya durante una batalla. Le debía no una, sino cien vidas… Además, el reino necesitaba de Arturo.

—Sea —dijo el caballero—, si curas a Arturo te desposaré, te doy mi palabra. Pero por favor, apúrate, temo llegar al castillo y que sea tarde para salvarlo.

En silencio, la bruja tomó una maleta, puso unos cuantos polvos y brebajes en su interior, recogió una bolsa de cuero llena de extraños ingredientes y se dirigió al exterior, seguida por Galahad.
Al llegar afuera, Sir Galahad trajo su caballo y con el cuidado con que se trata a una reina ayudó a la bruja a montar en la grupa. Montó a su vez y empezó a galopar hacia el castillo real.
Una vez en el castillo, gritó al guardia para que bajara el puente, y éste con reticencia lo hizo.
Franqueado por la gente de aquella fotrtaleza que murmuraba sin poder creer lo que veía o se apartaba para no cruzar su mirada con la horrible mujer, Galahad llegó a la puerta de acceso a las habitaciones reales.

Con la mano impidió que la bruja se bajara por sus propios medios y se apuró a darle el brazo para ayudarla. Ella se sorprendió y lo miró casi con sarcasmo.

—Si es que vas a ser mi esposa —le dijo— es bueno que seas tratada como tal.

Apoyada en el brazo de él, la bruja entró en la recámara real. El rey había empeorado desde la partida de Galahad; ya no despertaba ni se alimentaba.

Galahad mandó a todos a abandonar la habitación. El médico personal del rey pidió permanecer y Galahad consintió.

La bruja se acercó al cuerpo de Arturo, lo olió, dijo algunas palabras extrañas y luego preparó un brebaje de un desagradable color verde que mezcló con un junco. Cuando intentó darle a beber el líquido al enfermo, el médico le tomó la mano con dureza.

—No —dijo—. Yo soy el médico y no confío en brujerías. Fuera de…

Y seguramente habría continuado diciendo “…de este castillo”, pero no llegó a hacerlo; Galahad estaba a su lado con la espada cerca del cuello del médico y la mirada furiosa.

—No toques a esta mujer —dijo Galahad—; y el que se va eres tú… ¡Ahora! —gritó.

El médico huyó asustado. La bruja acercó la botella a los labios del rey y dejó caer el contenido en su boca.

—¿Y ahora? —preguntó Galahad.

—Ahora hay que esperar —dijo la bruja.

Ya en la noche, Galahad se quitó la capa y armó con ella un pequeño lecho a los pies de la cama del rey. Él se quedaría en la puerta de acceso cuidando de ambos.
A la mañana siguiente, por primera vez en muchos días, el rey despertó.

—¡Comida! —gritó— Quiero comer…Tengo mucha hambre.

—Buenos días majestad —saludó Galahad con una sonrisa, mientras hacía sonar la campanilla para llamar a la servidumbre.

—Mi querido amigo —dijo el rey—, siento tanta hambre como si no hubiese comido en semanas.

—No comiste en semanas —le confirmó Galahad.

En eso, a los pies de su cama apareció la imagen de la bruja mirándolo con una mueca que seguramente reemplazaba en ese rostro a la sonrisa. Arturo creyó que era una alucinación. Cerró los ojos y se los refregó hasta comprobar que, en efecto, la bruja estaba allí, en su propio cuarto.

—Te he dicho cientos de veces que no quería verte cerca de palacio. ¡Fuera de aquí! —ordenó el rey.

—Perdón majestad —dijo Galahad—, debes saber que si la echas me estás echando también a mí. Es tu privilegio echarnos a ambos, pero si se va ella me voy yo.

—¿Te has vuelto loco? —preguntó Arturo— ¿Adónde irías tú con este monstruo infame?

—Cuidado alteza, estás hablando de mi futura esposa.

—¿Qué? ¿Tu futura esposa? Yo he querido presentarte a las jóvenes casaderas de las mejores familias del reino, a las princesas más codiciadas de la región, a las mujeres más hermosas del mundo, y las has rechazado a todas. ¿Cómo vas ahora a casarte con ella?

La bruja se arregló burlonamente el pelo y dijo:

—Es el precio que ha pagado para que yo te cure.

—¡No! —gritó el rey— Me opongo. No permitiré esta locura. Prefiero morir.

—Está hecho, majestad —dijo Galahad.

—Te prohibo que te cases con ella —ordenó Arturo.

—Majestad —contestó Galahad—, existe solo una cosa en el mundo más importante para mí que una orden tuya, y es mi palabra. Yo hice un juramento y me propongo cumplirlo. Si tú te murieses mañana, habría dos eventos en un mismo día.

El rey comprendió que no podía hacer nada para proteger a su amigo de su juramento.

—Nunca podré pagar tu sacrificio por mí, Galahad, eres más noble aún de lo que siempre supe. 
—El rey se acercó a Galahad y lo abrazó—. Dime aunque sea qué puedo hacer por ti.

A la mañana siguiente, a pedido del caballero, en la capilla del palacio el sacerdote casó a la pareja con la única presencia de su majestad el rey. Al final de la ceremonia, Arturo entregó a Sir Galahad su bendición y un pergamino en el que cedía a la pareja los terrenos del otro lado del río y la cabaña en lo alto del monte.

Cuando salieron de la capilla, la plaza central estaba inusualmente desierta; nadie quería festejar ni asistir a esa boda; los corrillos del pueblo hablaban de brujerías, de hechizos trasladados, de locura y de posesión…
Galahad condujo el carruaje por los ahora desiertos caminos en dirección al río y de allí por el camino alto hacia el monte.Al llegar, bajó presuroso y tomando a su esposa amorosamente por la cintura la ayudó a bajar del carro. Le dijo que guardaría los caballos y la invitó a pasar a su nueva casa.
Galahad se demoró un poco más porque prefirió contemplar la puesta del sol hasta que la línea roja terminó de desaparecer en el horizonte. Recién entonces Sir Galahad tomó aire y entró.
El fuego del hogar estaba encendido y, frente a él, una figura desconocida estaba de pie, de espaldas a la puerta. Era la silueta de una mujer vestida en gasas blancas semitransparentes que dejaban adivinar las curvas de un cuerpo cuidado y atractivo.

Galahad miró a su alrededor buscando a la mujer que había entrado unos minutos antes, pero no la vio.

—¿Dónde está mi esposa? —preguntó.

La mujer giró y Galahad sintió su corazón casi salírsele del pecho. Era la más hermosa mujer que había visto jamás. Alta, de tez blanca, ojos claros, largos cabellos rubios y un rostro sensual y tierno a la vez. El caballero pensó que se habría enamorado de aquella mujer en otras circunstancias.

—¿Donde está mi esposa? —repitió, ahora un poco más enérgico.

La mujer se acercó un poco y en un susurro le dijo:

—Tu esposa, querido Galahad, soy yo.

—No me engañas, yo sé con quién me casé —dijo Galahad— y no se parece a ti en lo más mínimo.

—Has sido tan amable conmigo, querido Galahad, has sido cuidadoso y gentil conmigo aun cuando sentías que aborrecías mi aspecto, me has defendido y respetado tanto como nadie lo hizo nunca, que te creo merecedor de esta sorpresa… La mitad del tiempo que estemos juntos tendré este aspecto que ves, y la otra mitad del tiempo, el aspecto con el que me conociste… —la mujer hizo una pausa y cruzó su mirada con la de Sir Galahad—. Y como eres mi esposo, mi amado y maravilloso esposo, es tu privilegio tomar esta decisión: ¿Qué prefieres, esposo mío? ¿Quieres que sea ésta de día y la otra de noche o la otra de día y ésta de noche?
Dentro del caballero el tiempo se detuvo. Este regalo del cielo era más de lo que nunca había soñado. Él se había resignado a su destino por amor a su amigo Arturo y allí estaba ahora pudiendo elegir su futura vida. ¿Debía pedirle a su esposa que fuera la hermosa de día para pasearse ufanamente por el pueblo siendo la envidia de todos y padecer en silencio y soledad la angustia de sus noches con la bruja? ¿O más bien debía tolerar las burlas y desprecios de todos los que lo vieran del brazo con la bruja y consolarse sabiendo que cuando anocheciera tendría para él solo el placer celestial de la companía de esta hermosa mujer de la cual ya se había enamorado?

Sir Galahad, el noble Sir Galahad, pensó y pensó y pensó, hasta que levantó la cabeza y habló:

—Ya que eres mi esposa, mi amada y elegida esposa, te pido que seas… la que tú quieras ser en cada momento de cada día de nuestra vida juntos…
Cuenta la leyenda que cuando ella escuchó esto y se dio cuenta de que podía elegir por sí misma ser quien ella quisiera, decidió ser todo el tiempo la más hermosa de las mujeres.
Cuentan que desde entonces, cada vez que nos encontramos con alguien que, con el corazón entre las manos, nos autoriza a ser quienes somos, invariablemente nos transformamos. "

miércoles, 23 de mayo de 2012

BACHES



La vida está llena de ellos. A veces con un pequeño salto los pasamos y seguimos hacia delante, pero a veces... A veces se necesita una pértiga, o dos.


Dicen que nunca hay que dar un paso atrás ni para coger impulso pero yo no estoy del todo de acuerdo. En ocasiones hace falta pararse, mirar y pensar... Pensar donde estamos. Pensar como hemos llegado hasta ahí. Pensar en que momento nos hemos desviado del camino que siempre hemos querido seguir. Pensar en que momento nos hemos perdido. Por eso, dando un paso atrás, podemos coger perspectiva de todo lo que nos rodea y nos envuelve.


Sería bonito que en la vida nos fuera todo bien, pero entonces no valoraríamos esos momentos buenos. Es más satisfactorio disfrutar de esos momentos agradables cuando has vivido momentos malo con los que comparar. Puede que el bache sea profesional o personal. Lo complicado es cuando nos enfrentamos a un bache que lo engloba todo porque no puedes refugiarte en ninguna parte y tienes que luchar tú sólo contra todo.


Esta lucha es complicada o complicadísima, pero merece la pena por todo lo que aprendes, por todo lo que consigues y por toda la satisfacción que tienes una vez superado el bache o los baches. Ayer mi amiga María me mando un texto de Albert Einstein que me ha servido de inspiración y me ha hecho recapacitar. Espero que os guste.




     " No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. Las crisis y los momentos difíciles son una bendición, una ocasión, una oportunidad en tanto nos permitirá debatirnos con los problemas que la provocan y aportar soluciones en forma de progresos.


La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, es entonces donde la imaginación puede dar el máximo de si misma, es entonces donde la creatividad puede lucir por encima de los que repiten aquello de " siempre se ha hecho así. " Los descubrimientos y las grandes estrategias nacerán de momentos de dificultad y de superación.


Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y da por buenos los problemas sin buscar sus soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas es la pereza, el conformismo para encontrar las salidas y soluciones.


Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Un paseo turbio y tedioso que no mereceríamos fuera contado. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno. Hablar de crisis es promoverla, es poner sobre la mesa de operaciones, desguazarla, diseccionarla, reventarla... por el contrario, no afrontarla, es sólo avivarla. 


En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla. Depende en gran medida de nuestra voluntad y de nuestro talento estar en la lista de los supervivientes. "

martes, 22 de mayo de 2012

21 de Mayo de 2012



Ayer. Cumpleaños de mi MADRE. Ella no va a leer esto pero no me importa. Me basta con dejarlo aquí escrito para siempre, para que perdure, para que se quede. Mi MADRE es lo mejor que tengo en mi vida. Siempre está ahí para escucharme, para apoyarme, para consolarme, para animarme, para quererme, para aguantarme...




Mi MADRE es como una amiga para mí. Le cuento todo y siempre obtengo a cambio un rato para escucharme, para dedicarme y para darme su opinión. Y por eso hago este post en su honor porque se lo merece.



sábado, 19 de mayo de 2012

miércoles, 9 de mayo de 2012

Final De La Europa League


Por fin ha llegado el día tan esperado para tantos y tantos aficionados, tanto del Atlético de Madrid como del Athletic Club de Bilbao. Ayer un amigo mío me enseñó un vídeo que habían puesto en la página de Marca, y me parece perfecto para representar lo que siente la afición del Athletic Club de Bilbao, que sin pretender desmerecer ni enfadar a nadie, tiene la mejor afición con diferencia.


Aquí os dejo el enlace http://www.youtube.com/watch?v=cl9KjuBq5nY&feature=youtu.be


Y ya sólo me queda decir...

¡¡¡¡¡¡ AUPA ATHLETIC !!!!!!

Buena suerte a ambos equipos y que GANE el MEJOR.

martes, 8 de mayo de 2012

Catálogo De Residencias Privadas 2012


                                                                                                                                                                                  

El aumento de la esperanza de vida entre nuestros Mayores está demandando cada día más y mejores Residencias, donde pasar el resto de sus vidas con una atención y una independencia, en muchos casos deseada.
                      
La atención médica es de 24 horas al día los 365 días del año, otra
tranquilidad para los residentes, donde con sólo apretar un botón, están perfectamente atendidos.

El apartado nuevas amistades, es muy importante para el disfrute cotidiano de habilidades que desconocían,  y que potencian su ilusión de vivir.

En este Catálogo 2012, encontrarán más de 700 Centros repartidos por toda la Geografía Nacional, dividido por Comunidades Autónomas.

También los encontrará con mayor lujo de detalles y fotografías en nuestra web www.catalogoresidencias.es. No deje de visitarla y verá las diferentes opciones que ofrece este Sector cada día más competitivo.

Hacerse mayor ya no es un problema, pues podemos comenzar una nueva vida, llena de atenciones y de independencia, viviendo donde mejor nos atiendan, en todos los sentidos, y descubriendo cada día nuevas oportunidades de realizarnos como personas independientes e ilusionadas
por un futuro enormemente tranquilizador.


Finalmente recordar que 2012 es el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional. Una ocasión para reflexionar sobre el hecho positivo de que los europeos vivimos ahora más y con más salud que nunca.

La edición del Catálogo de Residencias 2012, está en proceso de impresión ( Mayo 2012 a Marzo 2013 )