miércoles, 23 de mayo de 2012

BACHES



La vida está llena de ellos. A veces con un pequeño salto los pasamos y seguimos hacia delante, pero a veces... A veces se necesita una pértiga, o dos.


Dicen que nunca hay que dar un paso atrás ni para coger impulso pero yo no estoy del todo de acuerdo. En ocasiones hace falta pararse, mirar y pensar... Pensar donde estamos. Pensar como hemos llegado hasta ahí. Pensar en que momento nos hemos desviado del camino que siempre hemos querido seguir. Pensar en que momento nos hemos perdido. Por eso, dando un paso atrás, podemos coger perspectiva de todo lo que nos rodea y nos envuelve.


Sería bonito que en la vida nos fuera todo bien, pero entonces no valoraríamos esos momentos buenos. Es más satisfactorio disfrutar de esos momentos agradables cuando has vivido momentos malo con los que comparar. Puede que el bache sea profesional o personal. Lo complicado es cuando nos enfrentamos a un bache que lo engloba todo porque no puedes refugiarte en ninguna parte y tienes que luchar tú sólo contra todo.


Esta lucha es complicada o complicadísima, pero merece la pena por todo lo que aprendes, por todo lo que consigues y por toda la satisfacción que tienes una vez superado el bache o los baches. Ayer mi amiga María me mando un texto de Albert Einstein que me ha servido de inspiración y me ha hecho recapacitar. Espero que os guste.




     " No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. Las crisis y los momentos difíciles son una bendición, una ocasión, una oportunidad en tanto nos permitirá debatirnos con los problemas que la provocan y aportar soluciones en forma de progresos.


La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, es entonces donde la imaginación puede dar el máximo de si misma, es entonces donde la creatividad puede lucir por encima de los que repiten aquello de " siempre se ha hecho así. " Los descubrimientos y las grandes estrategias nacerán de momentos de dificultad y de superación.


Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y da por buenos los problemas sin buscar sus soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas es la pereza, el conformismo para encontrar las salidas y soluciones.


Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Un paseo turbio y tedioso que no mereceríamos fuera contado. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno. Hablar de crisis es promoverla, es poner sobre la mesa de operaciones, desguazarla, diseccionarla, reventarla... por el contrario, no afrontarla, es sólo avivarla. 


En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla. Depende en gran medida de nuestra voluntad y de nuestro talento estar en la lista de los supervivientes. "

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