Ultimamente tengo muy abandonado el blog, pero nunca me olvido de él así que aquí estoy. Un día más vengo a escribir sobre el penúltimo libro que me he leído. Me lo acabé hace por lo menos dos semanas pero no he escrito sobre él porque pensaba que le faltaban un par de hojas, me explico... El 99% de los libros que me leo los saco de la biblioteca porque ni tengo el dinero suficiente como para estar comprándome un libro cada 15 días, que es más o menos lo que me dura uno entre manos, ni tengo sitio en casa para guardarlos de manera que recurro a las maravillosas bibliotecas.
En el caso de este libro me cogí un que estaba muy ajado pero era la edición de bolsillo y para llevarlo en el bolso es la mejor opción. Algunas de las páginas estaban sueltas pero no le dí la mayor importancia hasta que llegué a la última y me dí cuenta que allí algo fallaba, la historia no podía acabar así... He esperado hasta hoy, que me tocaba ir a devolver los libros que tenía para coger otros nuevos, para corroborar si mis sospechas eran ciertas, y en efecto... Así que he cogido otra edición del libro y me he leído la última página, que era la que me faltaba, y aunque puede que esa última página no haya cambiado mi opinión sobre el libro no quería escribir sobre él si no me lo había " acabado " de verdad. Una vez aclarado esto ahí va la sinopsis:
" Ray Atlee, profesor de Derecho en la Universidad de Virginia, pasa por un momento crítico tras su reciente divorcio, conflicto que viene a sumarse a sus eternos preocupaciones: una relación difícil con un hermano que padece problemas de alcohol y drogas, y un trato muy distante con su progenitor, el juez Atlee. El padre de Ray sigue siendo una figura emblemática en Clanton, Misisipí, después de liderar durante cuarenta años la vida legal y política del candado. Viejo y enfermo, recluido en su decadente mansión, el Juez presiente que su fin está próximo y convoca a sus dos hijos. Ray acude a la llamada, pero al llegar se encuentra a su padre ya muerto junto a un conciso testamento. En el despacho le aguarda una sorpresa aún mayor: el Juez ocultaba en un armario tres millones de dólares en metálico. Un dinero que, al no figurar en el testamento, cuestiona la intachable trayectoria profesional del ex magistrado. ¿Aceptaba el Juez sobornos? ¿Debe Ray informar del hallazgo a su hermano y a las autoridades? Y eso no es todo, porque alguien más parece conocer el secreto. "
Lo primero que voy a mencionar es que John Grisham me gusta mucho como escritor y los temas judiciales también me atraen, mezclados con un poco de suspense e intriga, así que no puedo decir nada malo del libro. He de reconocer que no es el que más me ha gustado de este autor pero te mantiene en vilo durante todo el libro hasta las últimas páginas y es de agradecer porque te asegura la emoción hasta el último momento. En mi caso la incertidumbre me ha durado dos semanas, pero eso es harina de otro costal ;)
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