jueves, 21 de enero de 2021

Reflexiones

 

Después de 3 años vuelvo por aquí, y espero que no sea solo hoy sino con más frecuencia, pero ahora lo necesito. Necesito pasarme por aquí para desahogarme.


Desde la llegada del Covid al mundo parece que nada sale bien. Ni superamos el virus, ni conseguimos frenarlo. La gente sigue contagiándose, siguen pasándolo mal, les siguen quedando secuelas y lo peor de todo es que la gente sigue muriendo. Es una autentica pesadilla.

 

Hace dos semanas cayó una nevada monumental en España, afectando sobre todo a algunas comunidades autónomas en las que nos quedamos paralizados porque obviamente no estábamos preparados para esa cantidad de nieve, así que de nuevo sin colegios/guarderías, algunos teletrabajando y otros acudiendo al puesto de trabajo (jugándote el tipo) porque no se puede teletrabajar. A ver con quien dejas a los niños, a ver como te organizas… un lío todo…

 

Pero luego pasan cosas como las que pasaron ayer en Madrid, en la calle Toledo, donde se produjo una explosión de gas que ha dejado a varios fallecidos y otros tantos heridos. Uno de los fallecidos ha sido un hombre de 35 años padre de 4 hijos que era amigo de una amiga de una amiga mía. Nos lo dijo y vimos una foto de él con su familia. Una familia maravillosa y me puse a pensar.

 

No sabemos cuando será nuestro último día en este mundo, y yo prefiero que sea así, pero da miedo pensar que en cualquier momento se puede acabar todo. No sabemos que va a ser de nuestras vidas, ni cuando será el último beso que demos, ni el último buenos días, ni buenas noches… y esta mañana venía pensando en esa mujer que se ha quedado viuda tan joven con cuatro hijos a su cargo a los que ahora queda explicar que papá ya no está, que no le van a ver más. Ya no le van a poder decir lo mucho que le quieren, ni darle los buenos días, ni las buenas noches. Ya no les va a ver crecer, ni casarse, ni tener hijos… por lo menos desde este mundo.

 

Sé que cada segundo del día pasa algo malo y si lo pensáramos no viviríamos ni seríamos felices si tuviéramos la sombra de que todo va a acabar, pero me ha dejado algo tocada y es por eso que vuelvo aquí, donde hace mucho tiempo que no me paro porque el ritmo de la vida no lo permite y eso es lo que me ha hecho reflexionar.

 

No dejemos que por las prisas de vivir se nos escapen esos momentos que al final lo son todo. No dejemos de dar un beso al despedirnos porque llegamos tarde al trabajo. No dejemos de decirnos Te Quiero porque estamos muy cansados y nos vamos a la cama. No dejemos de abrazarnos porque luego llega una pandemia y nos prohíben que nos abracemos y que nos besemos con nuestros seres queridos. No dejemos que la vida se nos escape de las manos mientras planificamos la propia vida.

 

Disfrutemos cada segundo de todo lo bueno que tenemos y aprovechemos cada momento que tengamos porque no sabemos cuando se acabará y así cuando llegue el día de abandonar este mundo que lo hagamos con la tranquilidad de haber hecho felices a los nuestros y con la serenidad de que ellos saben que les queremos con todo nuestro corazón.

 

Descanse en paz, este padre de familia, y todo aquel que deja este mundo.

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