viernes, 3 de agosto de 2012

Sueños



Se durmió pensando ÉL y soñó con ÉL. El sueño no fue algo nuevo, simplemente le transportó a un tiempo lejano. Sintió el cosquilleo en el estómago cuando le miró, después de mucho tiempo, con otros ojos. Sintió la conexión cuando la mirada de ÉL se clavó en la de ella, no por primera vez, pero sí era la primera vez que  la miró así. Diciendo todo lo que no se podía decir con palabras o no se atrevían a expresarlas. Sintió la primera vez que sus labios se rozaron. Sintió sus manos recorriendo su cuerpo, siempre como la primera vez. Sintió todo lo que le hacía sentir.


Soñó que iban de la mano por la calle. Soñó que veían una película juntos. Soñó que se abrazaban, eternamente, sin querer separarse. Soñó como se sonreían con complicidad cuando estaban rodeados de gente. Soñó como era tener confidencias con ÉL. Soñó que estaban juntos, como siempre había deseado y como siempre pensó que estarían.




Hasta que se despertó. El primer instante fue de felicidad absoluta, como la que sintió hace tiempo, hasta que la realidad le golpeó con toda su fuerza y entonces... Entonces lloró sin consuelo, como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Por culpa de ese sueño parecía que no había pasado el tiempo. Y su ausencia dolía como si hubiera sido ayer.


Esto que escribo hoy es algo que, recogiendo mi habitación, he descubierto. Lo escribí hace tiempo y como ha gustado volver a leerlo, por eso lo " transcribo " aquí. Porque me ha transportado a un tiempo lejano, igual que el sueño lo hizo hace tiempo.

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