jueves, 18 de noviembre de 2010

Los pequeños detalles

Hoy os traigo un poesía que habla de los pequeños detalles de la vida, que son los que realmente nos hacen felices y nos ayudan a ser lo que somos. No me voy a poner medallas, porque no la he escrito yo, pero he investigado por ahí, google, jejeje y he encontrado esto. Espero que os guste ;)



Los detalles decoran, iluminan y
hacen grande cualquier obra.
Si eso es en lo material,
¿ Qué significaran en la vida de los demás ?


Si lo vemos despacio,
nos daremos cuenta que todo en la vida son detalles.
Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto
que a veces nos impiden ver esos
pequeños milagros que nos rodean cada día. 


Un ave que canta, una flor que se abre ,
el beso de un hijo en nuestra mejilla ,
son ejemplos de pequeños detalles que al sumarse pueden
hacer diferente nuestra existencia.

Todas las relaciones familia, matrimonio, noviazgo o amistad
se basan en detalles.
Nadie espera que remontes el océanos atlántico por el
aunque probablemente sí que le hables
el día de su cumpleaños.

Nadie te pedirá que escales el monte everest
para probar tu amistad
pero sí que lo visites durante unos minutos
cuando sabes que está enfermo.

Hay quienes se pasan el tiempo esperando una oportunidad
para demostrar de forma heroica su amor por alguien.
Lo triste es que mientras esperan
esa gran ocasión dejan pasar muchas otras
modestas pero significativas.

Se puede pasar la vida sin que la otra persona
necesitara jamás que le donaras un riñón,
aunque se quedó esperando que le devolvieras la llamada.

Se piensa a veces que la felicidad es como
sacarse la lotería.
Un suceso majestuoso que de la noche a la mañana
cambiará una vida miserable por una llena de dicha.
Esto es falso, en verdad la felicidad se finca en pequeñeces,
en detalles que sazonan día a día nuestra existencia.

Nos dejamos engañar con demasiada facilidad
por la aparente simpleza.
No necesites jamás el poder de las cosas pequeñas:
una flor, una carta, una palmada en el hombro,
una palabra de aliento o
unas cuantas líneas en una tarjeta.
Todas estas pueden parecer poca cosa,
pero no pienses que son insignificantes.


En los momentos de mayor dicha o
de mayor dolor se convierten en
el cemento que une los ladrillos de
esa construcción que llamamos relación.

La flor se marchitará, las palabras
quizás se las llevará el viento,
pero el recuerdo de ambas permanecerá
durante mucho tiempo en la mente y el
corazón de quien las recibió.

¿Qué esperas entonces?
Escribe esa carta,
haz esa visita,
levanta el teléfono.
Hazlo ahora, mientras la oportunidad aún es tuya.
No lo dejes para después por parecerte poca cosa.
En las relaciones no hay cosas pequeñas,
únicamente existen las que se hicieron y
las que se quedaron en
buenas intenciones.


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