jueves, 11 de noviembre de 2010

Señor conductor

Indignada estoy con lo que presencié el otro día. Obviamente no es la primera vez que lo veo y siempre me parece igual de mal, pero ahora que tengo el blog aprovecho para quejarme en " voz alta".



Estaba esperando el autobús como muchas de las personas que allí estábamos. Llegó uno que no era el mío, como siempre suele pasar, y me aparté un poco para que la gente que se quería subir pudiera hacerlo sin problema. Es verdad que iba bastante lleno y se quería subir mucha gente y no bajaron muchos, así que el autobús estuvo parado un buen rato.

De repente veo que una señora, ya mayor, se acerca al autobús por la parte de atrás un poco corriendo para no perderlo. El señor conductor la tenía que haber visto porque si lo había hecho yo pues él con más motivo porque cuenta con un retrovisor de medidas descomunales. Pues nuestro querido amigo cerró las puertas prácticamente en las narices de la buena señora que llegaba un poco jadeante.

La señora llamó a la puerta con la esperanza de que el caballero diera al botón de apertura y así poder subir, después de la carrera que se había pegado. Pero nooooo... para que va a hacer una buena obra... sobre todo teniendo en cuenta que el semáforo estaba en rojo y no se iba a mover de allí en un tiempo.

Igual el botón para abrir las puertas le quedaba fuera del alcance de la mano o a lo mejor está muy duro y le supone un esfuerzo sobrehumano, pero el caso fue que el señor se quedó sin abrir la puerta con una par de narices y la señora se quedó con un palmo de narices.

¿ En que mundo vivimos que no nos ayudamos los unos a los otros ? Puede que el día de mañana el conductor se jubile y tenga que usar el transporte público, y puede que un día ese mismo señor corra para no perder el autobús y al señor autobusero no le de la gana abrir las puertas.

Que error no ayudar al prójimo porque nunca sabemos cuando vamos a ser nosotros los que necesitemos ayuda. Y la vida da muchas vueltas y puede ser que al que le negamos la ayuda ahora sea el que esté en disposición en el futuro de hacernos un favor y no le de la gana.

Sé que lo he exagerado mucho pero es que estas cosas me enervan porque pienso que a veces el ser humano se porta como el peor de los animales, siempre a la caza del beneficio propio sin mirar al que tenemos al lado.

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